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MÁS ALLÁ DE LO RAZONABLE



“María a muerto”, “¿Qué sucederá con el niño?”, “Su padre murió hace poco más de un mes, ya no le queda nadie”, “Escasean los alimentos, hemos pedido más al patrón; parece que no nos lo dará, dice que no hay muchos que puedan con las cosechas, necesita más obreros o se acabará…”

Jimmy estuvo sentado todo el día, en el centro de la casa, con mirada opaca, engullendo los sollozos que se le querían escapar. Le ardían. Se recostó en el suelo. Pasaron las horas; supo que el tiempo no paraba, conoció la desesperación; llegó a un punto en el que el dolor continuaba más allá de lo que podía sentir. Era una mezcla de todo. Era como una droga, él no sabía cómo actuaba una droga, pero lo era. Se sintió muerto. Pasaron tres días, y siguió sintiéndolo; después de rebasar ese límite cognoscible del sufrimiento no había retorno. Para saber que estaba vivo debía permitirle apoderarse de todo lo que significaba ser Jimmy. No lloró. No fue en búsqueda de consuelo. Murió recostado, con la mirada hacia el techo.

– Ese tipo se ha largado con tu hermana, no se a dónde se han dirigido. Quisiera creer que no la tomó como amenaza…

– ¿Quieres decir que no nos dejará verla? Pero vaya idiota. ¡No puedo aceptar esto, tengo que ir por ella! – Levantó ambos brazos. Sus sentidos exaltados pusieron de mal humor a su padre. – Bien, dime cómo se llama el tipo. Lo iré a buscar a Génesis. No me importa tener que preguntar en cada hotel, o en los Sk Anaqueles, lo voy a encontrar y le daré una golpiza. – movía con nerviosismo su pierna derecha. Era la primera vez que su padre le había visto tan molesto.

– Cálmate, pareces un niño de secundaria; no puedes ir buscando pelea, tienes que ser razonable. No nos meterás en un escándalo. – Observaba por la ventana, mientras escondía su barbilla con la palma. – Te quedarás aquí, y me seguirás ayudando con la cosecha. ¿Entendiste?

– ¿Qué diantres dices? No me quedaré esperando a ver qué le sucede a Rich – Súbitamente se levantó del negro sillón con puntos blancos que cambiaban de posición, simulando el cielo nocturno. – Me largo…

La puerta se cerró de golpe, y sonó el mecanismo activándose. – No. Ella no fue secuestrada, se fue por voluntad propia. ¿Amor? Pensarás. No. Fue impulsiva. Aunque básicamente si es una amenaza. No se conocían bien, apenas y sabían sus nombres, Héctor. ¿Qué impulsa a un hombre aceptar los sentimientos de una mujer cuando no está enamorado? ¡Oh sí! Usufructuar. De su vínculo con nosotros, y así aceptar su propuesta. Algo sutil. Es una especie de amenaza, en el que no se amenaza a los individuos, sino a la relación.

– ¿Por qué no me lo dijiste antes? Pude haber hablado con ella, para advertirle. – Se había calmado un poco.

– Hablé con Rich, no me prestó mucha atención. Ella no es más una niña, tiene 26 años, sabe qué es bueno y qué es perjudicial. No podía hacer más. Probablemente rompa relación con ella, antes de que nos afecte…

Cuando no quedó nada de qué hablar las luces se apagaron. Quedaron visibles los puntos en el sillón: simularon las luciérnagas de antaño, suspendidas al borde de lagos.

TODO ES UNA FORMA DE ENERGÍA
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